Mi maldición
"Así son los gatos"
No paro de repetirlo... es lo más normal del mundo: que de repente parezcan querer estar muy, muy cerca, y al siguiente momento desaparezcan sin siquiera voltear a verte. Nunca debes confiar del todo en ellos, no suelen ser fieles, como los perros. Un gato es libre, independiente... nunca te buscará a menos que te necesite o que de verdad te quiera mucho...
Es curiosa esa "maña" de acercarse a ronronear, sólo para huir en el momento en que pretendes atraparlo, o esa mirada que suelen usar, en la que parecen ponerte a prueba, en la que parece que ellos son el amo y tú la mascota.
Nunca debes esperar mucho de ellos... no porque no "quieran" ser leales; sino porque no es su naturaleza... si esperas que un gato venga cuando lo llamas o juegue contigo durante todo el tiempo que tú quieras; estás perdido.
Los perros, por el contrario, solemos cometer un error recurrente que a veces parece una maldición: no importa cuantos gritos recibas... tu destino es seguir merodeando, mendigando unas palmadas, una caricia, un "¡bien hecho chico!"... y esas pequeñeces nos bastan para olvidar todos los desprecios y seguir moviendo el rabo.
Para un gato... o gata... el momento de jugar es cuando ELLA lo decida... no es recomendable forzarla... porque no importa lo "linda e indefensa" que pueda parecer; tiene garras, y si insistes demasiado, puedes salir rasguñado.
22 de enero del 2009.
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